Voces: Julio Montero Díaz
Vicerrector de investigación en la UNIR
Desde Octubre de 2014 es catedrático de la Universidad de la Rioja y desde 2007 excedente como catedrático de Historia de la Comunicación Social en la UCM. Además, es presidente de la Comisión de grados y másteres de Ciencias Sociales y Jurídicas 1 del Programa VERIFICA de la ANECA desde 2013. Anteriormente fue primero vocal y luego presidente de varias comisiones evaluadoras del programa de evaluación institucional desde 2003. Esto tan solo es una muestra de los muchos cargos y puestos de responsabilidad que ha ostentando en su larga carrera profesional educativa e investigadora.
Conceptualización de la comunicación
Mario Rajas: En primer lugar, nos interesa conocer qué opina sobre el papel de la comunicación dentro de los planes de investigación competitivos. Centrándonos sobre todo en tres preguntas: ¿Cuál cree que es la función que cumple la comunicación en los proyectos de investigación? ¿Cree que se cumple actualmente esa función correctamente? ¿En qué medida considera que el diseño de las convocatorias de proyectos competitivos pone atención en la importancia o necesidad de la comunicación?
Julio Montero: Teniendo en cuenta que los proyectos de investigación y sus convocatorias constituyen ahora mismo, digamos, el cauce ordinario por el cual se realiza casi el 60-70% del conjunto de la investigación en España, el papel que debe jugar la comunicación del avance científico en España dentro de esos proyectos es fundamental.
En este sentido, creo que la divulgación científica en nuestro país está vinculada, en gran medida, al protagonismo de la diseminación de resultados concretos de investigación que se dan, sobre todo, en los proyectos. Esos resultados sirven para dar a conocer la ciencia a los españoles. Dicho de otro modo, en los proyectos de investigación se suelen producir los resultados de investigación más interesantes; si no se divulgan estos resultados, apenas hay divulgación científica y esto hace que el papel de la ciencia y su importancia, sobre todo a la hora de adjudicar recursos en los Presupuestos Generales del Estado, tenga un mayor o menor interés.
Es decir, si hay una buena divulgación científica la gente entenderá que la inversión en ciencia es importante. Si no hay una buena divulgación científica será complicado que la gente entienda esto. Para mí, este es uno de los aspectos claves: proyectos – comunicación científica – importancia social de la ciencia (valoración social de la ciencia) y por tanto justificación y comprensión de lo que suponen las inversiones en ciencia.
Foto: Daniel Barrera Muro.
M.R.: ¿Cree que se cumple actualmente esa función correctamente?
J.M.: Hemos pasado una etapa de crisis y a mí me parece que se ha notado de manera especial en la dotación de los proyectos de investigación. Quiero subrayar que se ha reflejado más en los proyectos de investigación de ciencias sociales y humanidades.
La primera consideración es que más de la mitad de estudiantes universitarios españoles son estudiantes de ciencias sociales. La segunda es que, sin embargo, los profesores españoles que se dedican a investigación en ciencias sociales es un porcentaje notablemente más reducido. Lo cual significa que los profesores españoles de ciencias sociales dedican una gran cantidad de tiempo a atender tareas docentes, un tiempo desproporcionado con respecto a los profesores de otras disciplinas como física, química o ciencias positivas, lo que reduce su dedicación a la investigación en comparación con esas otras áreas. Esto es una primera consideración importante porque cuando se quiere subrayar la importancia de las ciencias positivas y se comparan a veces con los “malos” resultados de las ciencias sociales se olvida que hay menos dedicación, menos horas, menos tiempo y menos inversión. Por lo tanto, a nadie le tendría que extrañar esto.
Este aspecto es importante porque las ciencias sociales son parte del conjunto de la ciencia. Podemos debatir si son más o menos importantes, pero lo que no podemos es reducir la ciencia y el avance científico a los avances tecnológicos, que son importantes, sin duda, pero que no constituyen el conjunto del saber científico. Se pueden decir que se venden mejor; pero también hay que decir que son menos en términos generales, que su incidencia sobre la vida de las personas tarda más en realizarse y que se refieren normalmente a aspectos de carácter más concreto. Y por lo que estamos viendo ahora mismo, más vinculados al entretenimiento en la mayor parte de los casos.
Me parece que hay una tarea muy importante que es divulgar la relevancia de las ciencias sociales porque su materia es la ciencia y no son cosas teóricas (analizamos comportamientos, modos de ser, pensamientos, adecuación de las estructuras políticas, eficacia de las políticas que se desarrollan, etc.). Las ciencias sociales tienen una importancia clave en el desarrollo inmediato de las sociedades. Por eso, divulgar su forma de trabajar, su importancia y sus resultados es dar consistencia, sentido y criterio a la ciudadanía sobre cosas que les afectan de manera muy directa. Desde mi punto de vista, la divulgación de las ciencias sociales es clave.
Los profesores españoles de ciencias sociales dedican una gran cantidad de tiempo a atender tareas docentes, un tiempo desproporcionado con respecto a los profesores de otras disciplinas como física, química o ciencias positivas, lo que reduce su dedicación a la investigación en comparación con esas otras áreas
Planificación de la comunicación
M.R.: Pasando ahora al proceso de planificación, hay varias cuestiones sobre las que nos interesa conocer su opinión. ¿Qué importancia cree que tiene una planificación adecuada de la comunicación, formación, divulgación y diseminación científica?
J.M.: El primer modo de hacer una valoración sobre qué importancia se da a la comunicación científica, más en concreto a la diseminación de resultados en la comunicación científica, creo que es atender a las convocatorias de proyectos científicos que convocan las autoridades públicas. En este sentido, no hagamos teoría; vayamos a cuáles son los aspectos para los que el Estado está dispuesto a dar dinero a los grupos de investigación que compiten por conseguir un proyecto. La primera sorpresa es que no hay ningún apartado dedicado a diseminación de resultados; lo único que se contempla es el impacto científico-técnico de los resultados que se traducen, de manera inmediata, en producción de artículos JCR.
Por otra parte, creo que las autoridades estatales se han volcado ahora en fomentar que los resultados estén todos en Open Access. Una cosa es que los resultados para los científicos estén en Open Access y otra cosa es que los resultados y su traducción se hagan llegar al cuerpo social, que es quien paga la investigación a través de esos grupos. Decir que se necesita una buena diseminación de los resultados de la investigación es clave, pero decirlo y no poner medios es engañarse. Si yo digo que la diseminación de resultados es muy importante y en los presupuestos no hay ninguna partida que se contemple para ello, puedo estar generando ese discurso, pero no lo estoy acompañando con el apoyo suficiente como para que pueda producirse. No solo no hay partidas específicas para que algún profesional pueda dedicarse a divulgar los resultados de investigación, sino que cuando se valora los proyectos, es decir, cuando se indican cuáles son los criterios de valoración, se señala la calidad de la propuesta, del equipo y el impacto científico previsible o resultados, pero no hay un cuarto criterio de evaluación que sea un plan de diseminación de resultados. ¿Por qué ni siquiera se contempla esa opción? ¿Por qué ese aspecto ni siquiera tiene valor a la hora de aprobar un proyecto? Parece todo un poco contradictorio. Por lo tanto, por lo que se refiere al primer aspecto, la última convocatoria del Ministerio ni siquiera lo tiene contemplado.
En toda la documentación que aparece ahora sobre el proyecto H2020 no aparece nada sobre financiación de divulgación de resultados. En otras convocatorias anteriores de la Unión Europea incluso se preveía que en algunos de los proyectos se incorporara a profesionales de la comunicación para divulgar los resultados. A mí me parecía que era una política interesante y relevante que ha desaparecido. No sé si ha desaparecido por la crisis o porque los propios convocantes han perdido su confianza en la ciencia o en los proyectos de investigación que se hacen en convocatorias de proyectos públicos que afectan, sobre todo, a grupos universitarios.
Foto: Juan Romero-Luis.
Desarrollo y difusión de las acciones
M.R.: En cuanto al desarrollo de la comunicación y al proceso de difusión a través de las distintas acciones: ¿Considera que las acciones de comunicación que se desarrollan en los planes utilizan eficazmente los recursos y canales actualmente disponibles?
S.R.: Aquí hay un asunto que me parece clave. Si queremos resultados en la diseminación de proyectos hay que confiar en que esos resultados estén en manos de profesionales de la comunicación. Desde los equipos puede haber gente más o menos afortunada, con más o menos cualidades para divulgar resultados. Pero si se quieren obtener resultados, se necesitan profesionales especializados en esta tarea. No es fácil para alguien alejado de los medios, para un informador de carácter general, llegar a estos. Más aún en un momento en el que, en las redacciones, se está disolviendo la especialización y hay una interlocución más difícil a la hora de comprender el interés que tiene un determinado descubrimiento científico.
Más todavía, cuando no hay descubrimientos científicos la actividad científica también tiene interés, pero hay que saber qué es la actividad científica y tener esa formación mínima para después ponerla en valor en los medios. Necesitamos, por un lado, especialistas y, por otro lado, acciones concretas y cauces. No tendremos especialistas mientras no haya acciones que financien la actividad profesional de estos, y esta financiación permitirá su progresiva especialización y, en consecuencia, disponer de una información de divulgación científica de mayor calidad.
Me choca enormemente que en Estados Unidos, alrededor de la especialidad de divulgación científica y periodismo de ciencia existen mástere, libros…, y en España haya apenas nada. Solo hay algunos másteres y títulos propios en algunas universidades que tratan la divulgación científica, y eso es muy poco. Es decir, necesitamos entender la importancia de la divulgación y de la diseminación de resultados para que la sociedad entienda la ciencia y para que se valore las inversiones en ciencia. Y necesitamos además que esas acciones se pongan en manos de profesionales y que se financien. Un científico, por muy bueno que sea, no tiene por qué ser un buen divulgador. Debemos establecer un cauce claro que sea capaz de hacer llegar a la sociedad que las inversiones en ciencia son importantes, que no son un lujo o un capricho, sino que son algo tan necesario como la sanidad o como la educación.
Foto: Daniel Barrera Muro.
Evaluación
M.R.: Por último, según tu ámbito de experiencia, en cuanto a la evaluación de resultados de la comunicación y diseminación de los proyectos: ¿Qué importancia le otorga, dentro del conjunto del proyecto, a la medición de la eficacia y eficiencia de las diferentes acciones de comunicación, diseminación, y de divulgación formativa? ¿Cree que actualmente se está haciendo de la forma adecuada esta evaluación?
J.M.: Creo que en la divulgación de resultados de investigación y en el papel de la ciencia en la sociedad se han producido avances y retrocesos. Incluso, me atrevería a decir que se comienzan a ver algunos buenos ejemplos de divulgación de resultados de investigaciones en ciencias sociales en medios de gran difusión. Son pocos todavía, pero muestran que es posible.
Hay que decir que por ahora no forman parte de una planificación detallada, sino que responden, la mayor parte de las veces, a la iniciativa de personas concretas que son capaces de entender esto y tienen la determinación de dar un paso adelante y dedicar una parte de su tiempo a divulgar, a hacer llegar a la gente cuestiones que normalmente se escriben para muy pocos. Cuando acudo a un tribunal de tesis doctoral suelo decir al doctorando que tiene la gran suerte de que aquello que ha escrito ha tenido, al menos, siete personas que lo han leído: los cinco del tribunal, el director de la tesis y él mismo. Porque la mayor parte de la producción científica está pensada para eso; quizá no para siete, pero sí para quince o veinte personas. El público objetivo de los artículos de revistas es enormemente reducido.
Ese tipo de divulgación científica es necesaria porque así es como avanza la ciencia y como se traspasan las fronteras del conocimiento, pero no podemos pensar que ahí se acaban las cosas.
Los que financiamos ciencia mediante impuestos, que en España somos casi todos, necesitamos entender que esa inversión merece la pena y eso exige una información adecuada y una comunicación adecuada de los resultados de comunicación también en ciencias sociales. Ahora mismo eso no está planificado, está en manos de héroes, gente que ha decidido que eso es importante y van a invertir su tiempo en establecer redes con medios de comunicación, lo que no deja de ser una distracción de su tarea fundamental de investigador. Porque sus redes deben estar en el mundo de la investigación, en el mundo de los “sabios”, vamos a llamarlo así.
Si no se divulgan estos resultados, apenas hay divulgación científica y esto hace que el papel de la ciencia y su importancia, sobre todo a la hora de adjudicar recursos en los Presupuestos Generales del Estado, tenga un mayor o menor interés
Y no es extraño que mucha gente piense que donde debe centrarse es el mundo de los sabios, porque es allí donde están los que le entienden. Pero la cuestión es que, como no nos entienda el gran público, pueden desaparecer también los grandes sabios porque su tarea socialmente quede “muerta”.
Por lo tanto, creo que en la actualidad hay ejemplos buenos de comunicación de la ciencia. Son iniciativas particulares y no responden a una política general ni a una valoración de lo que supone la divulgación de la comunicación de la ciencia. Me parece que debería incluirse dentro de las convocatorias ordinarias. Uno de los elementos a valorar tendría que ser los resultados de investigación, de divulgación, de diseminación entre el gran público. Para ello, sería necesario que se dedicase alguna partida presupuestaria a esa tarea para que pudiese ponerse en manos de un profesional, que no tendría por qué ser del mismo equipo de investigación, sino que se podría externalizar.
Además, es preciso medir los resultados de esa comunicación, más hoy en día que resulta más asequible. Ahora se miden las audiencias de todo; es fácil recoger todo lo que se dice tanto en el mundo audiovisual como en el impreso, más todavía lo que aparece en redes. Es fácil medir los resultados; por lo tanto, vincular la financiación a resultados sería un asunto fácil. Aunque esto nos mete en otro problema que es la valoración de los proyectos “post hoc”, es decir, medir qué han obtenido después: “me dijo que iba a hacer esto y vamos a ver qué se ha hecho”. Esta es una asignatura pendiente en España. Mientras esa asignatura no esté resuelta tampoco podremos valorar los resultados de la comunicación de la ciencia.
Foto: Daniel Barrera Muro.
Entrevistas relacionadas:
Voces: Gerardo Ojeda Castañeda
<style><!-- [et_pb_line_break_holder] --><!-- [et_pb_line_break_holder] -->/** Ajustando el ancho de columna en tamaño Desktop @media (min-width: 981px) { .et_pb_gutters3 .et_pb_column_1_2, .et_pb_gutters3.et_pb_row .et_pb_column_1_2 { width: 62.25%;...
Voces: José Fernando García Rodenas
<style><!-- [et_pb_line_break_holder] --><!-- [et_pb_line_break_holder] -->/** Ajustando el ancho de columna en tamaño Desktop @media (min-width: 981px) { .et_pb_gutters3 .et_pb_column_1_2, .et_pb_gutters3.et_pb_row .et_pb_column_1_2 { width: 62.25%;...