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Voces: Hipólito Vivar Zurita

por Juan Romero-Luis | 29 Nov 2017 | Entrevista, Voces para una comunicación científica eficiente

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y fundador y co-director del grupo de investigación FONTA

Es CEO y fundador de de A3CUBO y OFTIC. Consultoría en nuevas tecnologías para empresas privadas y vinculación de estudiantes universitarios con empresas. Además forma parte del grupo de investigación Tecnologías Audiovisuales (FONTA) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y es director de B.A. de la UCM programa en Tecnologías Digitales Interactivas, y el Programa Oficial de Postgrado de la UCM.

Por otra parte es evaluador de la Agencia Nacional de Evaluación y Silvicultura (ANEP, ANECA, MINECO) y MEDIA PLUS (Unión Europea), y también es miembro de las principales organizaciones nacionales e internacionales relacionadas con su área: AE-IC, ECREA, ICA, AITE, AMETIC, IAB, TELEVISION ACADEMY, etc.

 

Conceptualización de la comunicación

Juan Romero-Luis: En primer lugar, nos interesa conocer qué opina sobre el papel de la comunicación dentro de los planes de investigación competitivos.

Hipólito Vivar: En las convocatorias de proyectos de investigación competitivos nacionales que hay actualmente se echa en falta que la comunicación aparezca en el concepto del proyecto. Están más dirigidos a su aplicación práctica, es decir, a la “i” pequeña de innovación. La divulgación queda relegada a acciones en las que aquellos que participan en el proyecto transmitan sus contenidos, pero desde un punto de vista global de ámbito o área de conocimiento queda en un plano completamente abstracto. De hecho, es uno de los capítulos que menor porcentaje de puntos requiere para que ese proyecto sea aprobado. Por lo tanto, sí que hay una falta de criterio a la hora de conceptualizar los proyectos.

Escuela de Periodismo y Comunicación de Unidad Editorial.

Foto: Daniel Barrera Muro.

Planificación de la comunicación

J.R.: Considerando ahora la planificación en la fase de elaboración de proyecto: ¿Qué importancia cree que tiene una planificación adecuada de la comunicación, formación, divulgación y diseminación científica?

H.V.: Profundizando un poco en mi primera respuesta. Cuando un grupo de investigación prepara un proyecto y lo presenta a una convocatoria, la parte de difusión y divulgación es una de las que menos importancia tiene. Actualmente, lo realmente importante en los proyectos es la investigación y su desarrollo y, fundamental, la innovación. Respecto a los planes de diseminación, realmente no están contemplados. La mayoría de las propuestas se limitan a describir en un par de folios, y utilizando muchos lugares comunes, algunas actividades muy generales: léase congresos, publicaciones JRC, reuniones del grupo de investigación, etc. Se centran, por tanto, de una forma global y absolutamente lineal, en propuestas que son básicamente de transmisión de conocimiento. Y lo que es peor, incluso en el ámbito de comunicación como área sectorial, no solo a nivel empresarial, sino a nivel universitario y académico-docente, también suelen estar bastante cojos.

Esto se podría arreglar de forma muy sencilla. ¿Cómo? Pues poniendo mayor énfasis, léase puntuación, a este tipo de apartados. Hay que tener en cuenta que cuando presentas una memoria técnica de un proyecto de investigación hay un espacio limitado para explicar ese proyecto. Si sabes que la puntuación que se otorga a la difusión y diseminación de resultados es mínima, por ejemplo, de alrededor de un 15% en el mejor de los casos, está claro que, en esas páginas donde tú tienes que presentar tu propuesta, vas a dar una importancia mínima a este apartado. Por supuesto, no lo vas a desarrollar porque sería quitar espacio a la parte, entre comillas, nuclear del proyecto.

Por lo tanto, la comunicación científica de los proyectos que se presentan a las convocatorias ministeriales la verdad es que, en este aspecto, son bastante pobres.

Foto: María Bastida Pérez.

Desarrollo y difusión de las acciones

J.R.: En relación al desarrollo de la comunicación y al proceso de difusión. ¿Considera que las acciones de comunicación que se desarrollan en los planes utilizan eficazmente los recursos y canales actualmente disponibles?  ¿Qué acciones cree que están desarrollando mejor los proyectos de investigación? ¿Cuáles cree que podrían o deberían mejorarse?

H.V.:  Hay un aspecto en el que las Ciencias Sociales estamos realmente huérfanos, y es en la aplicación de esos desarrollos e investigaciones al sector productivo y al mundo profesional. Y esto es fundamental porque las Ciencias Sociales son disciplinas que, sin el amparo y una relación equilibrada con el sector profesional, pierden mucho. Lo que observo cuando evalúo proyectos de investigación es que, en nuestra área de conocimiento, la colaboración con las empresas es mínima. Parece ser que hay una cierta reticencia, tanto desde el mundo académico y docente al mundo empresarial y viceversa. Lo cierto es que, comparando con otras áreas, como la Medicina o las Ciencias Experimentales, las Ciencias Sociales tienen una grave carencia, un gap o una brecha bastante importante en dos sentidos. El primero, del que he hablado anteriormente, a la hora de preparar las propuestas junto con el concurso del sector, porque ciertamente los intereses globales de la sociedad los conoce mucho mejor el mundo empresarial que el mundo académico. Y el segundo, a la hora de difundir los resultados. Es esencial que los avances lleguen a la sociedad, porque si no la actividad investigadora carece de sentido, ya que no podrá generar ninguna transformación. Si el alcance de la investigación se queda dentro de las aulas, encerrado en un campus universitario, no servirá de nada. 

Foto: Daniel Barrera Muro.

Evaluación

J.R.: ¿En qué medida considera que se mide, por parte de los evaluadores de los proyectos, el alcance o el resultado de esas acciones de comunicación, diseminación y divulgación? ¿Qué importancia tiene en el peso del proyecto cuando se evalúa?  ¿Cómo cree que debería mejorarse este tipo de evaluación?

H.V.: Lo cierto es que no somos productivos en nuestra comunicación de resultados; está claro que no somos eficientes. Dicho esto, ¿cuál sería realmente la forma de evaluar? Pienso que la mejor forma de evaluar sería contar con la propia sociedad. ¿A qué me refiero con esto? Pues a que nuestros desarrollos y nuestras innovaciones fueran evaluados por el mundo profesional, para saber realmente cuál ha sido el impacto que generan. Exactamente igual que ocurre en el mundo académico con las revistas de impacto. Esto es, cuando un profesor universitario publica o un estudiante publica un artículo en una revista de impacto, se mide el nivel de citas; en suma, se hace una evaluación de los resultados para medir hasta dónde ha llegado aquello que yo he publicado. No ocurre lo mismo en el mundo de la investigación donde los sistemas, los procedimientos, los productos no tienen ningún tipo de evaluación en ese sentido. Quizá las patentes podrían ser una de ellas, pero no todos los desarrollos creativos se pueden englobar dentro de un ámbito tan concreto como son las patentes. Por lo tanto, sí que en este campo habría que ser innovador y crear mecanismos, siempre en contacto con la industria y con la sociedad a la que servimos, para saber cuál es realmente nuestra aportación como servicio público a la sociedad a través de la investigación.

Foto: María Bastida Pérez.