COVID-19 y Redes Sociales: la Información Cientifica contra el Poder del “Fake”

¿Cuál está siendo el papel de las redes sociales en la crisis del covid-19? ¿Cómo se está utilizando el conocimiento científico ante la desinformación?

María del Carmen Gálvez

La crisis del COVID-19 está poniendo de manifiesto la facilidad con la que cualquier persona puede distribuir información falsa a través de las redes sociales. El contraste de la información es una oportunidad para, de una vez por todas, poner en valor el conocimiento científico frente a la falsedad y los bulos.

No es la primera vez en la que la Humanidad se enfrenta a un virus, ni tampoco la primera en la que afecta al mundo occidental con tanta fuerza. En 1348, la Peste Negra asolaba Europa, llevándose por delante un tercio de la población del continente, que en aquel momento era de unos 75 millones de personas. Los esfuerzos de una medicina primitiva, poco pudieron hacer frente a visiones religiosas apocalípticas y medidas de higiene o salubridad inexistentes. En 1918 la denominada spanish flu“, con tres oleadas, que acabaron con la vida de entre 50 y 100 millones de personas, comenzó a mostrar los primeros intentos de la ciencia por alcanzar actitudes razonables y enfocadas en conseguir la concienciación ciudadana. La Biblioteca Nacional de España, muestra en un breve video-documental, como las publicaciones médicas intentaban informar sobre sus avances en la investigación de las causas de la enfermedad y sus consecuencias, aunque el auge de remedios caseros, medicamentos alternativos y toda una variedad de propuestas, alcanzaban un mayor recorrido entre la población.

La crisis del COVID-19, se diferencia de las anteriores en el tipo de respuesta que se está dando desde las instituciones políticas y económicas. Es la primera vez que nos encontramos con una sociedad con un alto grado de consciencia de la situación y suficientemente dotada de tecnología como para recibir altas dosis de información digital.

Pero ¿está preparada la sociedad para un consumo de información digital realmente crítico? ¿está capacitada para discriminar lo certero de la mentira y la falsedad?. La alfabetización mediática y las competencias digitales en el consumo de información están resultando cruciales para entender la verdadera dimensión de la pandemia, así como recibir la información más fiable y respaldada por el conocimiento científico. En general, las sociedades tienden a no realizar un consumo crítico y efectivo de todo aquellos que les llega a través de sus dispositivos electrónicos, especialmente de los móviles con los que conviven día a día.

Dos móviles con Salud con Bulos y Maldita.es
La crisis sanitaria del Covid-19 ha concentrado los esfuerzos de organizaciones dedicadas al desmentido de información falsa.

Las redes sociales como medio de difusión de bulos y noticias falsas del covid-19

Desde hace tiempo las redes sociales se han erigido en espacios Informativos para la mayoría de la población. El Estudio Anual de Redes Sociales de IABspain (2019), señala que el 85% de los internautas de entre 16 y 65 años utilizan redes sociales. Sin duda un uso prácticamente masivo, que las ha convertido en fuentes de información constante para la ciudadanía, con el aliciente de que dicha información suele provenir de conocidos, familiares, y generalmente personas de confianza, lo que hace que su credibilidad sea del máximo nivel. Una credibilidad que en circunstancias como las actuales, deja camino libre a la difusión indiscriminada de noticias falsas, bulos, y en general, contenidos que se viralizan de forma automática y rauda, sin ningún tipo de base científica. Desde remedios caseros para la curación del COVID-19, normativas falsas dictadas por autoridades públicas, consistorios o responsables de sanidad, educación o economía, imágenes rescatadas de otras pandemias anteriores, y un volumen insospechado de producciones de vídeo casero que relatan situaciones o falsedades de diverso tipo, que alimentan la desinformación, la inseguridad y el miedo.

De forma habitual, diversas organizaciones dedican su actividad a la comprobación de las informaciones que aparecen en la Red, como es el caso de Maldito Bulo, o Salud sin Bulos. La pandemia del COVID-19 ha provocado que este tipo de servicios se hayan visto obligados a generar espacios concretos para el desmentido de noticias falsas sobre esta témática.

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Fórmulas y pautas de adaptación de algunas redes sociales para disminuir la difusión de información falsa.

Se mantienen muy activas determinadas cuentas personales que ya se citaban en un post anterior sobre “Instagram y la difusión científica“, y que de forma habitual abordan la difusión científica con un importante impacto social. En los últimos meses, algunas de estas cuentas están siendo muy contundentes ante la desinformación generada en torno al COVID-19, y combatirla. Así es el caso de @deborahciencia, que con más de treinta publicaciones en torno a informaciones sobre el coronavirus, desmiente formas falsas de contagio, uso inadecuado de medicamentos, problemática en la creación inadecuada de mascarillas, o @boticariagarcia, que detalla en su perfil las formas de transmisión del virus o tratamientos falsos distribuidos a través de redes sociales.

Sería esperable y deseable que apoyarse en el conocimiento científico para validar la información que nos llega a través de los medios no resulte una moda pasajera ante una crisis de salud pública, sino la forma habitual de consumirla.

Referencias

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