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Voces: Miguel Ángel Alario y Franco

por Francisco Javier Pérez | 17 Ene 2018 | Entrevista, Voces para una comunicación científica eficiente

Catedrático Emérito de Química Inorgánica de la UCM

Es, en la actualidad,  Profesor Honorífico de dicha universidad y ha sido Presidente de la Real Academia de Ciencias de España (RACEFYN). Fue coordinador de Ciencias, y posteriormente, director de los Cursos de Verano de la UCM en El Escorial.

Creador, en los años setenta, del primer grupo de docencia e investigación en Química del Estado Sólido, ha dirigido treinta tesis doctorales.  Entre sus discípulos se cuentan doce catedráticos y tres profesores titulares de Universidad y otros tantos científicos distinguidos en diferentes organismos de investigación en España y fuera de ella. Ha recibido varios premios de Investigación: Jaime I , México de Ciencia y Tecnología y Miguel Catalán, entro otros. Convencido de la importancia de la comunicación de la ciencia, fundó el programa Ciencia para Todos de dicha Real Academia, que este año entra en su decimocuarta edición, y ha participado en congresos científicos en más de veinticinco países en los cinco continentes.

 

Francisco Javier Pérez: El proyecto Comciencia plantea dos líneas de actuación. Por una parte, una iniciativa que tiene que ver con la concienciación en los primeros niveles de la enseñanza, en ESO y Bachillerato, dirigida a generar adhesión y sintonía de los alumnos con respecto al quehacer de los científicos y por otro a la importancia de la ciencia. ¿Le parece una iniciativa que merece la pena llevarla a término?

Miguel A. Alario: Me parece fundamental. Es una iniciativa que lo que da pena es que no se haya llevado a cabo antes, porque realmente la sociedad solo se conciencia a través de la educación que recibe. Esa educación se recibe de muchas maneras, pero la primera es la enseñanza. Luego están los medios y lo que uno va recibiendo a lo largo de la vida, pero lo básico es lo que se aprende desde el principio. Me parece una idea estupenda.

Escuela de Periodismo y Comunicación de Unidad Editorial.

Foto: Juan Romero-Luis

F.J.P: Trabajamos también en la idea de que, para fortalecer la política científica, los proyectos de investigación deberían ir acompañados de un plan de comunicación. De esta forma los ciudadanos conocerían la utilidad de ese proyecto. ¿Cuál cree que debe ser la función de la comunicación en los proyectos de investigación?

M.A.: Hasta donde yo conozco (y he presentado muchos proyectos) no solemos incluir nada de comunicación hacia el exterior. Eso suele ocurrir si alguien hace un descubrimiento, que es cuando suele venir la prensa y los medios a preguntar. Veo que, en su proyecto/programa la idea sería procurar que, en todos los proyectos hubiese, por lo menos, un aspecto de comunicación para que, por un lado, la sociedad se entere de lo que es la ciencia y, por otro, saber qué se hace con los fondos que la sociedad dedica a estos menesteres. Conviene preguntarse si ese apoyo de la sociedad es realmente relevante. Nosotros, los científicos, creemos que sí, pero no está de más que lo demostremos comunicando qué es lo que hacemos y cómo lo llevamos a cabo.

Proyectos de investigación en España se hacen cientos […] es muy conveniente que los científicos nos ocupemos de que la sociedad sepa lo que hacemos, y, en ello, la comunicación es fundamental

F.J.P.: Su larga experiencia como investigador, profesor y presidente de la Real Academia de Ciencias de España, ¿le permite hacer alguna aproximación respecto a lo que se ha avanzado en España en el campo de la difusión y divulgación de la ciencia?

M.A.: Creo que se ha avanzado mucho en la ciencia en España, aunque con altibajos. Ahora estamos más en un “bajo” que un “alti”. Se ha avanzado mucho y en la comunicación de la ciencia también. Cuando yo era pequeño, por cierto, que hace ya tiempo de eso, solo había algún NODO en el que salía alguna cosa de Ramón y Cajal. Realmente, comunicación científica en sí misma, no había. Ha habido un cierto progreso, pero considero que no es suficiente, excepto por lo que se refiere a la prensa de algunos grandes medios de comunicación o algún programa de televisión. Aunque poco a poco se va ganando terreno, me parece que no hay una sistemática en que todos los proyectos tengan una parte de comunicación. Aunque no necesariamente haya que difundir todo a todo el mundo. Habrá que seleccionar. Proyectos de investigación en España se hacen cientos y no se trata de abrumar a la sociedad con este asunto. Pero sí es muy conveniente que los científicos nos ocupemos de que la sociedad sepa lo que hacemos, y, en ello, la comunicación es fundamental. Siento que no se haya aplicado previamente. Seguramente habría mejor ambiente con relación a la ciencia. Al final, los políticos, que son los que toman las decisiones y hacen los presupuestos, se deben a la sociedad porque si no, no les votan. Un “problema” que tiene la ciencia es que sus resultados son a largo plazo. Entonces, si uno tiene que presentarse a elecciones cada cuatro años, en cuatro años un proyecto científico no es fácil que llegue a un gran descubrimiento. Por eso, probablemente, los políticos tienen menos interés. Buscan más, si no el corto plazo, el medio.

Comunicando, y haciendo que la sociedad sea consciente por la información que se ofrece de los temas, quizás logremos mejorar esto, que es vital para el futuro de España.

Foto: Daniel Barrera Muro.

F.J.P.: Esto me plantea dos cuestiones. La primera, llevar al ánimo de los escolares la adhesión a la ciencia. Si consiguiésemos que la gente fuera receptiva, los políticos y quienes tienen que tomar decisiones verían las cosas de otra manera. Por otro lado, también me gustaría alguna consideración por su parte sobre la necesidad de adiestrar a los científicos e investigadores en habilidades comunicativas. A veces, tropezamos con que el científico carece de las competencias indispensables para divulgar, en un lenguaje asequible a la ciudadanía, lo que están haciendo.

M.A.: Me parece que lo fundamental, para empezar, es que le apetezca comunicar. Una primera toma de contacto con el problema sería que los científicos vean que eso es importante y que les guste. Si no les gusta comunicar habría que procurar superar esa fase inicial, que no es necesariamente de timidez. Sencillamente, no lo consideran importante y piensan: “Si eso no sirve para nada; vas allí, hablas y luego, ¿qué?”. Por lo tanto, habría que superar aquí una pequeña barrera personal para que los investigadores consideren que comunicar es importante.

Internet ha permitido que la sociedad tenga más acceso, y eso es lo primero, facilitar el acceso y luego incentivar su uso es una cuestión que hay que educar desde la infancia, en las escuelas

Después, habría que tratar de motivar el interés en la sociedad. No solo porque, como decía antes, los políticos vayan a dar más fondos a la ciencia al considerarla tan importante como, por ejemplo, el deporte olímpico.  Sino porque la ciencia también es bonita. Soy un convencido, y me he dedicado mucho a esto, de que con la ciencia no solo se aprende, sino que, además, es muy divertida. Por ejemplo, ver con un microscopio cómo se desarrollan las bacterias en una caja de Petri es estupendo, y es un experimento banal. Realmente, la ciencia es muy bonita en todos sus aspectos. Ver un asteroide que se acerca a la tierra es un conocimiento muy bonito, es bello. Es una belleza de la que no creo que la sociedad sea consciente, y a despertar ese interés también tenemos que contribuir. Y hay que hacerlo de una manera que se vea la enorme belleza que tiene el conocimiento de la naturaleza.

Los medios, el cine, han contribuido mucho a esto, incluso la ciencia ficción. Yo no soy muy partidario de la ciencia ficción, pero, aun así, alguna labor hace también. Hay que procurar que haya más ciencia que ficción, pero el negocio del cine tiene otros parámetros. Hay algunos temas que son muy conocidos debido a la difusión realizada por el cine, la televisión o los libros, como, por ejemplo, el sexto continente, los océanos,Cousteau;  Carl Sagan, el cosmos, etc. Pero hay muchas más cosas: las vacunas, las enfermedades, la biomedicina, los genes, etc. Toda la ciencia tiene aspectos realmente interesantes. El otro día, precisamente, vi un documental que trataba sobre cómo las ballenas tienen que pasar el estrecho de Bering por un sitio muy angosto y las orcas las están esperando allí para comerse a las crías. Es una cosa maravillosa ver cómo es la naturaleza en todos sus aspectos.

Foto: Juan Romero-Luis.

F.J.P.: Internet es el gran cajón donde todo el mundo encuentra todo. Gran utilidad y grandes posibilidades pero también riesgos, sobre todo en el manejo de datos en abierto. Alguna consideración por su parte en ese sentido.

M.A.: Internet es el quinto poder porque, además, es accesible a todos. No me refiero a las redes sociales, que es otro asunto del que no me gusta mucho hablar. Internet es una fuente de conocimiento que, si Leonardo Da Vinci la hubiera tenido, no sé dónde nos hubiera llevado. Es una cosa maravillosa. Es relativamente fácil conseguir información. Ahora, también es un poco más difícil saber distinguir el trigo de la paja, lo que es verdad de lo que es falso, precisamente porque tiene acceso todo el mundo. Proyectos disponibles como la Wikipedia y otros similares son realmente muy interesantes, pero hay que decirle a la gente que las consulte para buscar cosas sobre ciencia. O sea, que igual que lee el periódico, que se interese por informarse sobre el avance científico y luego lo contraste con la opinión de los expertos. Después, si uno quiere saber algo más puede, fácilmente, obtener mucha información de internet. Pero luego debe procurar que alguien le ayude a digerir esa información, porque el exceso de información también puede ser contraproducente. También, en este sentido, el manejo de los datos, las estadísticas, etc. Ya se sabe, esto de si yo me como un pollo y usted ninguno, al final nos hemos comido los dos medio pollo, según dicen los números. Por eso hay procurar que todos los datos sean filtrados adecuadamente.

Es relativamente fácil conseguir información […] es un poco más difícil saber distinguir el trigo de la paja, lo que es verdad de lo que es falso

Internet ha permitido que la sociedad tenga más acceso, y eso es lo primero, facilitar el acceso. Luego incentivar su uso es una cuestión que hay que educar desde la infancia, en las escuelas. En la Real Academia de Ciencias de España, tenemos programas de difusión de la cultura científica con las que, tanto en Madrid como en muchas otras ciudades españolas damos conferencias, y realmente la respuesta de los que van es muy interesante, pero no van muchos, entre cincuenta cien asistentes por término medio. Hay que fomentar que vayan más, porque los que van se lo pasan muy bien y aprenden. Lo que quiero decir es que cien personas en un aula no dejan de ser, solo, cien personas.

Otro aspecto que es relevante es que los que tienen que aprender ciencia no son los estudiantes de ciencia, sino precisamente los que no son científicos. Los científicos ya estamos convencidos. Los abogados, los economistas, los que podrían ser políticos, la gente en general tendría que procurar aprender un poco de ciencia. Porque si no se conoce, es difícil que le guste y que comprenda su importancia.

Foto: Daniel Barrera Muro.