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Vicerrector de Investigación y Política Científica de la Universidad de Castilla La Mancha

Actualmente es Vicerrector de Investigación y Política Científica en la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM).  Además, Catedrático de Producción Animal en Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y Académico de Número de la Real Academia Nacional de Ciencias Veterinarias de España. Anteriormente, ha sido vicedecano de investigación, y secretario académico de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agronomos de la UCLM, Vicedirector (1999-2003) y Director (2003-2004) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (CSIC-UCLM-JCCM) y Vicerrector de Investigación y Política Científica (2011-2015) de la UCLM.

Conceptualización de la Comunicación

Felipe Gértrudix: En primer lugar, nos interesa conocer qué opina sobre el papel de la comunicación dentro de los planes de investigación competitivos.

Julián Garde: En los últimos años, no muchos, se ha incorporado en la mayor parte de las convocatorias competitivas de proyectos europeos y nacionales un apartado en la evaluación que es la difusión o la comunicación de los resultados de la investigación. Comunicación o difusión de los resultados de la investigación en un sentido muy amplio pero que figura en los baremos y tiene una puntuación. Creo que es un paso importante porque, de alguna manera, el cómo se proponga comunicar los resultados de la investigación influye en la concesión del proyecto. Se trata de un avance pero es insuficiente, ya que debería valorarse más y, sobre todo, tendría que medirse con parámetros, probablemente, más fáciles de objetivar.

F.G: ¿Considera, entonces, que se cumple actualmente pero de forma insuficiente?

J.G.: Exactamente. Creo que hemos avanzado pero que habría que profundizar más y darle un mayor valor en las evaluaciones de los proyectos.

F.G: ¿En qué medida considera que el diseño de las convocatorias de proyectos competitivos pone atención en la importancia o necesidad de la comunicación?

J.G.: Ahora mismo, poca. Aunque depende de la convocatoria, los puntos que se dan a este apartado son reducidos. En algunas, incluso, no se puntúa, simplemente se pregunta, pero luego no hay un reflejo en el baremo. Por lo tanto, es un gran paso, pero creo que hay que profundizar mucho aún.

Escuela de Periodismo y Comunicación de Unidad Editorial.

Foto: Juan Romero-Luis

Planificación de la comunicación

F.G: ¿Qué importancia cree que tiene una planificación adecuada de la comunicación, formación, divulgación y diseminación científica?

J.G.: Creo que tiene una importancia vital, pero ahora mismo eso no se hace. En la mayoría de las convocatorias no existe la posibilidad de difundir o comunicar el planteamiento del proyecto. No hay un cauce, más allá de que cada investigador lo quiera hacer a través de los medios de comunicación o las redes sociales.

Normalmente, a lo que nos dedicamos todos, como investigadores, es a difundir la fase de resultados o de transferencia de resultados del proyecto. En las fases previas es muy difícil que haya comunicación.

F.G: ¿Cree que los planes de comunicación que incorporan las propuestas de los proyectos están bien diseñados y cumplen los objetivos definidos en el marco global de RRI (Investigación e Innovación Responsable)? 

J.G.: No. Se limitan única y exclusivamente a la parte de resultados. La comunicación de transferencia.

F.G: ¿Cree que esa planificación contempla todos los grupos de destinatarios de los resultados de investigación de un proyecto?

J.G.: Lo que es la parte de difusión de resultados, porque el resto partimos de la base de que no se hace o se hace muy poco, sí creo que está orientada a todos los sectores en menor o mayor medida. Probablemente, donde estemos fallando todos es en dar una mayor importancia a difundir los resultados de esos proyectos de investigación en las fases más tempranas de la educación: a los niños y a los jóvenes. Para ese grupo se orienta muy poco la comunicación de forma que puedan comprender qué se hace en investigación y creo que es el mayor error que cometemos ahora mismo.

Foto: Juan Romero-Luis.

Desarrollo y difusión de las acciones

F.G: ¿Considera que las acciones de comunicación que se desarrollan en los planes utilizan eficazmente los recursos y canales actualmente disponibles?

J.G.: No. Claramente no.

F.G: ¿Qué acciones cree que están desarrollando mejor los proyectos de investigación? ¿Cuáles cree que podrían o deberían mejorarse?

J.G.: En los proyectos de investigación, las acciones mejor resueltas corresponden con la parte de transmisión de resultados. Los investigadores hacen bien esta parte de diseminar a través de las revistas científicas, los medios de comunicación, revistas especializadas del sector, etc. Pero creo no se emplean de manera adecuada, por ejemplo, las redes sociales, y esto creo que es un error. En ese apartado del proyecto donde se pregunta a los investigadores el plan de difusión y de comunicación, es difícil que algún investigador incluya las redes sociales. No se hace, pero creo que porque ni se tiene en mente. Y eso que son un medio que puede contribuir a dar mucha más visibilidad a los resultados de la investigación. Por ejemplo, Twitter, abre el abanico de gente que puede llegar a conocer y a interesarse por los resultados de cualquier investigación.

En cuanto a grupos de edad, creo que debemos empezar a dar a conocer esto de manera urgente en los niños y niñas de pequeña edad. Ahí nos estamos jugando muchas cosas del futuro de este país.

Foto: Juan Romero-Luis.

Evaluación

F.G: Por último, ¿en qué medida considera que se mide, por parte de los evaluadores de los proyectos, el alcance o el resultado de esas acciones de comunicación, diseminación y divulgación? ¿Qué importancia tiene en el peso del proyecto cuando se evalúa? ¿Hay unas métricas con las que se trabaja o es algo más genérico?

J.G.: Para mí es un apartado muy importante. Cuando uno actúa como evaluador, bien de la Agencia Nacional o del Plan Estatal, por mucha importancia que yo le dé (que se la doy) me tengo que limitar a darle los puntos que el baremo marca para ese apartado. Ahora, si es reducido, no puedo pasarme en ese apartado de dos puntos sobre, a lo mejor, cincuenta. Lo que habría que tratar es que la importancia de este aspecto de la comunicación y difusión se incremente un poco en el baremo para que cobre mayor relevancia. Si, sobre un total de 50 te mueves entre 0, 1 y 2, es un aspecto que no discrimina realmente.

F.G:¿Cómo cree que debería mejorarse este tipo de evaluación?

J.G.: Incrementando el porcentaje y los puntos que se destinan a lo que se denomina plan de difusión en comunicación de resultados. Si ahora está en dos subirlo, a lo mejor, a cinco.

Creo que esto es importante porque es necesario mostrar la importancia que supone dar a conocer los resultados de la investigación. Más aún en un país como el nuestro, porque es necesario que la sociedad conozca la actividad científica y tecnológica para que pueda demandar más presupuesto para una investigación que sale de sus impuestos. Y para que eso suceda, tienen que conocer lo que hacemos; sino, es imposible.

F.G: ¿Quisiera hacer alguna aportación final?

J.G.: Hay una idea que me gustaría recalcar porque para mí es fundamental. España es un país que dedica pocos fondos a la investigación. Estamos en 1,23 del Producto Interior Bruto (PIB) y hay una diferencia abismal por Comunidades Autónomas. Creo que para que esta situación cambie, después de pensar alternativas durante mucho tiempo, tenemos que conseguir, entre los gestores y los investigadores, que sea la sociedad quien demande ese cambio. Que sea la sociedad la que salga a la calle cuando haya recortes en investigación. Y es responsabilidad nuestra, no sólo de los políticos, el hacer llegar a la sociedad, a través de planes de comunicación, lo importante que es la investigación para una sociedad. Estamos ante un tema de vital importancia que, probablemente, en el pasado no se le ha dado la que tenía. Por eso, en parte, estamos como estamos.

Foto: Juan Romero-Luis.