La ética de la comunicación científica II
¿Cuál es el sentido de la ciencia y por qué la ética es fundamental para su desarrollo? ¿Cómo se manifiesta la ética en la comunicación científica?
Este post continúa el recorrido del anterior, desde una perspectiva genérica pero reflexiva, sobre cuál es el sentido de la ciencia, y por qué la ética es una parte fundamental de la misma. En este caso, abordamos la figura del científico.
LA FIGURA DEL CIENTÍFICO
Laín Entralgo (1970, pp. 28-29) afirma que el sabio del siglo XX respondía a dos perfiles: el sabio-deportista, y el sabio-mercenario. El primero entrega su vida a investigar como si fuese lo más importante, su fin último (sin serlo), entregando sus gestas a los demás. El sabio-mercenario vende la investigación al mejor precio, a poderes que lo utilizarán para sus propios fines. Si bien, como el propio autor reconoce, todo investigador necesita un sustento económico, lo que está en juego aquí es la integridad del investigador, y le pague quien le pague, deberá tener en cuenta cómo se aplicarán sus avances, por un lado, y en qué condiciones se ha llegado a éstos. Por ejemplo, si se ha llegado hasta ahí plagiando o manipulando deliberadamente alguna parte de su estudio.
De lo dicho se desprende la idea de la responsabilidad del científico, del rigor en su quehacer y cómo lo presenta. Retomando a Laín Entralgo (1970, pp. 79-80), responder preguntas implica responsabilidad, y el científico deberá afrontar las siguientes preguntas: ¿A qué y quién responde?, y ¿ante quién responde? Ello incluye, de facto, el hecho de responder ante uno mismo:
Decía Einstein (2017, p. 21) que el perfeccionamiento moral es más factible en el arte que en la ciencia, pero hemos de rechazar ese desequilibrio. Prueba de ello es la existencia misma de la bioética. La ciencia puede ser moralmente sostenible siempre y cuando responda de sus hallazgos y consecuencias y sea utilizada inteligentemente. Einstein (2017, pp. 52-53; Blanco Laserna-RBA, 2018, pp. 160-161) es ejemplo de ello: aun siendo consciente de las terroríficas consecuencias, instó a Roosevelt a experimentar para la construcción de una bomba atómica, que finalmente fue fabricada y utilizada. Según dice, no tuvo otro remedio que recomendarla al creer que Alemania estaba ya en ello, aunque el compromiso con la paz y la abolición de todo tipo de guerras fue su bandera ondeante.
El caso de Einstein puede ser contradictorio, pero es un ejemplo de responsabilidad no ignorada, ni ante sí mismo, ni ante la historia. Eso es, al fin y al cabo, una acción ética, independientemente de lo que cada uno pueda opinar; asumir la responsabilidad de los aciertos, errores y consecuencias de la ciencia siempre estará enmarcado dentro de la ética, y de hecho, constituye un principio fundamental.
Tengamos presente que el impacto de la ciencia en la sociedad debe darse en cuanto a posibilitar la plenitud, la felicidad de los ciudadanos, facilitarles la vida para que así puedan sacar un mayor rendimiento de su propia búsqueda de la felicidad. Como dice Marina (2016, p. 29):
Marina (2016, p. 29)
La ciencia, como toda acción humana, debe ir encaminada a la felicidad, individual y colectiva. Ese es el principio ético por excelencia, la meta que debe asegurar el equilibrio de la búsqueda de la verdad, y a tan alta y digna meta le corresponde un camino acorde, esto es, un proceso investigador libre de sospechas, abierto al acierto y al error, y cerrado a cualquier mala praxis. La verdad, por tanto, es el objeto del descubrimiento a comunicar, y afecta a todos los implicados en la comunicación de la ciencia.
¿Cómo se manifiesta la ética en la comunicación científica?
En esta parcela del Proyecto Comciencia se pretende reflexionar sobre la naturaleza de la ciencia y de la comunicación científica atendiendo al vínculo de ambos conceptos a la ética. Si bien el resultado final supondrá una reflexión más profunda sobre el tema y retomará postulados citados en estos posts, se propondrá a su vez una serie de obligaciones pragmáticas que informan y orientan sobre la comunicación del hallazgo científico, y que incumben tanto al científico y al comunicador como portadores del mensaje, como al receptor, que debe administrar la verdad de ese acontecimiento. Todos comparten, por tanto, responsabilidades para con la sociedad, de ahí que, una vez más, la ética se manifieste no solo en la elaboración y difusión de la ciencia, sino también en su aplicación social.
Referencias
- Blanco Laserna, D.-RBA. (2018). La teoría de la relatividad. Einstein. El espacio es cuestión de tiempo. RBA Coleccionables S.A.U.
- Einstein, A. (2017). El mundo como yo lo veo. Barcelona: Plutón ediciones.
- Laín Entralgo, P. (1970). Ciencia y vida. Madrid: Seminarios y ediciones S.A.
- Marina, J.A. (2016). La inteligencia fracasada. Barcelona: Anagrama.
Te puede interesar
Confianza, clave para la comunicación de la ciencia
Hoy, una comunicación estratégica, responsable y orientada a las personas, construye reputación, ayuda a evitar la pérdida de confianza, potencia la fidelización y el compromiso y es un signo inequívoco de liderazgo
La reputación del sitio web y del creador de contenido en posicionamiento en buscadores
Crear una experiencia positiva para el usuario en una página web es de gran importancia para determinar su posicionamiento.
Dando luz a las nuevas tarifas de luz
En pleno debate sobre el precio de la luz, examinamos cómo se está comunicando el nuevo modelo de tarifas. ¿Se están comprendiendo las razones del cambio?
La educación como inicio del camino hacia una economía circular
La educación es uno de los principales motores de cambio en la conducta de las personas. Parece evidente la necesidad de que se produzca un acercamiento a la economía circular desde el ámbito educativo. De este modo, se logrará que, desde la infancia, los ciudadanos...