Vivir en un mundo digital. Mayores oportunidades vs mayores brechas

Es incauto el adivinar un futuro, más o menos próximo, en el que podamos dibujar un mundo solidario, igualitario o simplemente “humano”. Cuando aún estamos acariciando las bondades que ha supuesto Internet para la comunicación humana, paralelamente aparecen mayores desigualdades y “brechas con huella” entre cada uno de nosotros, bien como grupo social, bien como individuo. Esto incluye, en particular, a los gobiernos locales involucrados en el movimiento de las ciudades inteligentes. Desigualdades cada vez mayores en la ciudadanía digital, con usuarios que no pueden aprovechar los datos a su disposición, y que tienen menos poder para tomar decisiones que, en cambio, se rigen por fuerzas invisibles.

Y esto sólo es el embrión. Sin haber consumado la feliz digestión del impacto social que ha supuesto Internet, nos encontramos saboreando el siguiente plato: “Internet-of-Things”.  La evolución de Internet ha sido inversamente proporcional a la discusión de cómo educar a los individuos para alcanzar las habilidades necesarias o adaptadas a este proceso. En este nuevo estadio del Internet de las cosas, a pesar del grado de abstracción y autonomía que se crea en el propio entorno, las habilidades del usuario se centran en estrategias de información y comunicación para entender los usos y las consecuencias del sistema, dejando en un segundo plano las habilidades operacionales y formales debido a una menor visibilidad y más autonomía de la tecnología, como resultado de un mayor volumen de datos, menos autonomía del usuario, más ambigüedad y más riesgos (van Deursen & Mossberger, 2018).

La educación y la capacitación, las políticas que promueven la información y la transparencia sobre los usos de los datos, mejores prácticas de privacidad y seguridad en la industria y la regulación son opciones que pueden considerarse en diferentes instancias para facilitar los beneficios potenciales y reducir los riesgos.

La innovación tecnológica está transformando fundamentalmente la educación y actualizando las habilidades requeridas para el lugar de trabajo contemporáneo. Construir sistemas educativos listos para el futuro requiere diseñar planes de estudio adecuados para el siglo XXI, junto con la entrega constante de una educación básica para todos que construya una base sólida para toda una vida de adaptación y desarrollo de nuevas habilidades. La educación especializada debe proporcionar habilidades a demanda y abordar la desconexión entre las necesidades del empleador y la instrucción existente para optimizar el talento global.

¿Qué habilidades necesito para alcanzar la alfabetización digital?

Igual que cuando aprendemos un idioma somos más competentes a lo largo del tiempo alcanzando un nivel alto de fluidez, la alfabetización digital se alcanza mediante un proceso de desarrollo desde el acceso y las habilidades funcionales hasta capacidades e identidad de nivel superior. Sin embargo, esto puede cambiar dependiendo del contexto, motivando a los individuos para desarrollar nuevas habilidades y prácticas en diferentes situaciones.

Las habilidades digitales van desde la Alfabetización mediática, la Informacional, la capacidad de usar colaborativamente las comunicaciones, la de gestionar adecuadamente la reputación digital personal, la capacidad en adoptar, adaptar e integrar las TIC, en especial las más avanzadas, participar en prácticas académicas y de investigación en ambientes digitales, así como obtener habilidades de aprendizaje en entornos digitales, ya sean formales o informales.

Pero la alfabetización digital también tiene que ver con una manera de leer y describir el mundo: educar para crear personas (Bebea González, 2015). Es por ello por lo que la tecnología debe ayudar a promocionar a los individuos por encima de la promoción que se viene haciendo de las tecnologías, en especial en educación, bien por moda (arduino-robótica, pizarras digitales), bien por intereses económicos. La tecnología no debe ser un fin, sino un medio.

En este sentido, propuestas como la desarrollada por el Dr. Yoram Eshet Alkalai (citado en Avello Martínez, 2013), justifican el desarrollo del pensamiento crítico por encima de las habilidades más prácticas.

Por tanto, desarrollar alfabetizaciones digitales, proporciona ideas y recursos para inspirar el desarrollo estratégico de alfabetizaciones digitales, aquellas capacidades que permiten vivir, aprender y trabajar en una sociedad digital (Beetham y Sharpe (2010).

«La alfabetización digital no trata solo de garantizar que los estudiantes puedan usar las últimas tecnologías, sino también desarrollar habilidades para seleccionar las herramientas adecuadas en un contexto particular con el fin de afianzar sus resultados de aprendizaje, así como participar en la resolución creativa de problemas «(NMC Horizon Report> 2017 Higher Education Edition)

Después de tres años de los resultados del Center for Analysis and Research (EDUCAUSE, 2015) el estudiante sigue esperando usar aquellas herramientas más coherentes y significativas que actúen en la mejorara de su aprendizaje y así desarrollar competencias en alfabetización digital perdurables.

En 2016, el informe del New Media Consortium’s (NMC) ya identificó tres alfabetizaciones digitales diferentes, cada uno con estándares distintos, plan de estudios e implicaciones para educadores creativos:

El valor más importante de lo digital son las personas

En palabras de las distintas misiones esgrimidas en las instituciones superiores, los estudiantes no tienen que esperar hasta que se gradúen para cambiar el mundo.

Esta cuarta revolución industrial en la que nos hayamos sumergidos debe incorporar un cambio cardinal en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros. Se están fusionando los mundos físico, digital y biológico por lo que estamos obligados a reconsiderar el desarrollo de los países y a cómo las organizaciones deben dar valor y significado a las acciones humanas. La verdadera oportunidad es mirar más allá de la tecnología y encontrar la manera de dar al mayor número de personas la posibilidad de impactar positivamente en sus familias, organizaciones y comunidades (Word Economic Forum).